Ciencia
¿Podemos viajar al pasado sin cambiar el futuro?
Una desconcertante teoría alternativa evita paradojas como la del viajero del tiempo que mata a su propio abuelo
Las paradojas penden sobre los viajes en el tiempo como una espada de Damocles futurista. La posibilidad de viajar al pasado y matar a tu propio abuelo impidiendo tu nacimiento (y el viaje en cuestión) ha sido utilizada en varias oportunidades como un potente argumento en contra de los viajes al pasado. Sin embargo, un científico del MIT asegura que gracias a las casi siempre desconcertantes alternativas que plantea la física cuántica, podrían evitarse esas paradojas. ¿Podremos, entonces, viajar al pasado? Seth Lloyd, del MIT, cree que sí.
ABC
La posibilidad de viajar en el tiempo siempre ha sido un tema de interés para los físicos. Dejando de lado el pequeño detalle de que nuestra tecnología no está ni siquiera remotamente cerca de permitirnos semejante cosa, lo cierto es que los científicos pueden intentar determinar si las leyes de la física permiten o no realizar estos viajes. Es posible que el tiempo, al que generalmente le reconocemos una sola dirección fija e inalterable, pueda -desde el punto de vista de la física- ser “revertido” permitiendo a una partícula (o a un humano, llegado el caso) viajar al pasado. Si esto ocurriese, pueden aparecer situaciones -llamadas paradojas- que plantean enormes desafíos intelectuales. La más conocida de ellas es la llamada “Paradoja del abuelo”: una persona viaja al pasado y mata a su abuelo antes de que este conozca a su abuela y puedan concebir a su padre. Esto implica que en realidad el viajero temporal nunca ha nacido y por lo tanto no pudo haber viajado en el tiempo para eliminar a su antepasado. Sin embargo, puede que tales paradojas puedan ser evitadas gracias al teletransporte cuántico.
La mecánica cuántica esta plagada de extrañas consecuencias, una de las cuales es la llamada postselección, es decir, la capacidad de realizar un cómputo que descarte automáticamente ciertos resultados. Imaginemos una expresión compleja que posee una enorme cantidad de variables y que necesitamos saber cuál de todas las combinaciones posibles es la respuesta a nuestro problema. La forma de resolver esto mediante un ordenador tradicional es utilizar lo que sutilmente se denomina “fuerza bruta”: probar, una a una, con todas las combinaciones de variables hasta encontrar la que funciona. La postselección, por el contrario, permite que las variables tomen valores de forma aleatoria y se “postseleccionen” poniendo como condición que la respuesta sea correcta. Este fenómeno, además de permitir a los especialistas especular con ordenadores cuánticos capaces de resolver prácticamente cualquier problema, podría impedir las paradojas relacionadas con los viajes al pasado.
El responsable de esta especulación es un científico del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) llamado Seth Lloyd. Según este físico, si se combina la postselección con la teletransportación cuántica podríamos construir una máquina del tiempo libre de paradojas. El teletransporte cuántico aprovecha un efecto conocido como entrelazamiento cuántico para reproducir en un punto del espacio un estado cuántico que existía antes en otro sitio, y Lloyd cree que puede utilizarse la postselección para que este proceso ocurra a la inversa. La postselección aseguraría que sólo se pueda teletransportar determinados estados cuánticos, limitando los estados en podría encontrarse la partícula original antes de ser teletransportada.
Cuestión de probabilidades
En pocas palabras, el estado de la partícula se encuentra viajando hacia atrás en el tiempo. Todo esto resulta prácticamente incomprensible para los que no tenemos un doctorado en Física, pero lo cierto es que -de construirse una máquina del tiempo que funcione según estos principios- no padecería las habituales e incómodas paradojas. El secreto se encuentra en la naturaleza totalmente probabilística de la mecánica cuántica, que asegura que cualquier cosa que permita la máquina del tiempo tiene una probabilidad finita de ocurrir.
Pero la capacidad de evitar paradojas no es la única característica interesante que tiene la máquina del tiempo de Lloyd. Este sistema tampoco necesita de las distorsiones espaciotemporales que requieren las máquinas tradicionales, como “retorcer” el tejido del espacio-tiempo o aprovechar fenómenos como los agujeros negros para permitir el viaje. “Tenemos la esperanza es que esta teoría resulte útil también para formular una teoría cuántica de la gravedad”, dicen Lloyd y sus colaboradores. Si este físico está en lo cierto, algún día las maquinas del tiempo funcionarán gracias a su trabajo y los alumnos de todo el mundo recordarán sus contribuciones a la comprensión de la fuerza de la gravedad. Si se equivoca, volverá irremisiblemente al anonimato. Solo el tiempo -paradójicamente- nos dará la respuesta.
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