martes, 20 de abril de 2010

"Negamos Nuestra Propia Existencia"

control biologico

"Negamos Nuestra Propia Existencia"
Si no fuera tan alarmante, sería motivo de risa. El sombrero ostentaba un logotipo bastante simpático, la silueta de una cabeza humana abierta con bisagras, dejando ver una antena de microondas.
Debajo del dibujo figuraba la siguiente leyenda: “We deny our own existence” –negamos nuestra propia existencia- ...angustioso detalle de una agencia de inteligencia tan secreta que sus integrantes no temen imprimir su emblema y dejarlo, a modo de tarjeta de visita, en el asiento trasero del coche de una de sus víctimas, una mujer hostigada por el incesante bombardeo de microondas de origen desconocido.
¿Verdad apremiante o producto de mentes delirantes? ¿Resulta posible controlar el comportamiento humano a distancia mediante el uso de microondas o dispositivos implantados en el cuerpo de la víctima? Los estamentos oficiales niegan la existencia de semejante tecnología, tachando a las víctimas del control mental o del hostigamiento electrónico de conspiranóicos o chiflados.
Tampoco es que se trate de un fenómeno Made in the USA, ya que se conocen casos mundialmente.
En el Reino Unido, los medios se hicieron eco de las reclamaciones de Regina Cullen, una mujer cuyas experiencias con el mundo de la criptoelectrónica comenzaron cuando ofendió a un fontanero –francmasón, según ella– que había hecho un mal trabajo en su casa. En Suecia, Lars Ulrichsen acudió a su dentista para una profilaxis rutinaria y acabó con extraños dispositivos colocados en su cráneo.
Para poder ingresar en el tenebroso país de las maravillas del control mental, resulta necesario dejar atrás cualquier concepto previo que podamos tener sobre el estado actual de la tecnología o la falta de miramientos que pueda tener un gobierno hacia sus ciudadanos...

El Hombre Del Subfusil
La vida del estudiante universitario –reflejada en los productos de Hollywood como una interminable fiesta llena de bebidas y aventuras sexuales– tiene su lado menos atractivo, que consiste en las duras noches de estudio y la preocupación por aprobar el curso. Para algunos esta preocupación resulta en trastornos emocionales que pueden llevar a las crisis nerviosas o hasta el suicidio, pero... ¿fue esto lo que sucedió en Montreal en 1989?
El 6 de diciembre de este año ha quedado grabado en sangre de manera inolvidable para los habitantes de la más europea de las ciudades de América del Norte. A las 17:10 horas del fatídico día, un hombre – posteriormente identificado como Marc Lepin – irrumpió en la Ecole Polytechnique de Montreal portando un rifle semiautomático con la misión que le había sido encargada por los demonios de su mente – matar cuantas mujeres como fuese posible.
En una manera metódica y fría que no volvería a verse sino hasta una década después en las aulas de Columbine, Lepin deambuló por la cafetería del instituto, las aulas y los pasillos, perdonando la vida de los varones – ya fuesen estudiantes o docentes – y abriendo fuego contra las féminas que cruzaban su paso.
Catorce estudiantes perdieron la vida en menos de veinte minutos por el delito de tener ser mujeres; otras doce quedaron heridas, con sus vidas cambiadas para siempre.
Marc Lepine portaba una nota de suicidio en el bolsillo de su cazadora, señalando al feminismo como la raíz de todos sus problemas personales, y señalando más de una docena de funcionarias notables del gobierno de Québec como el objeto de su venganza. 
Aquellos que pensaron que se trataba de una broma por parte del hombre armado y vestido de cazador se dieron cuenta de su seriedad tras el primer disparo; Lepine mató a seis mujeres en el salón y salió tranquilamente, encaminándose a la cafetería, donde mató tres mujeres más. Subió al tercer piso para proseguir su cacería humana, ultimando cuatro estudiantes más en su salón de clase. Después de esto, Lepine puso fin a su existencia con el mismo rifle.
Mientras que la prensa canadiense se llenaba de notas que deploraban la matanza de las jóvenes estudiantes y el caos de la sociedad actual, otros periodistas se dieron a la labor de investigar un aspecto siniestro. ¿Qué había de cierto sobre la existencia de vínculos entre la CIA y Marc Lepine?
Los periodistas Greg Watson y Jack Aubry del rotativo Toronto Star, con fecha del 7 y 8 de febrero de 1990, trazaron la compleja y fascinante madeja de la vida de Lepine, hijo de Liass Gharbi, un algeriano al servicio de la desparecida Investor Overseas Services, empresa que pudo haber sido utilizada en la década de los ’60 por la CIA para financiar sus actividades secretas.
El tío de Lepan había pertenecido a una estructura militar élite dentro de las fuerzas canadienses y supuestamente lo había adiestrado en el manejo de las armas de fuego. Los periodistas también dieron con una conexión más tenebrosa y directa con el oscuro mundo de los servicios de inteligencia: un “padrastro” que entró en la vida del joven Lepine a sus 14 años de edad por medio de la reconocida organización Big Brothers Association (asociación norteamericana cuyas miras consisten en proporcionar figuras serias y responsables en las vidas de jóvenes huérfanos).
Este desconocido, cuyo nombre ni paradero pudieron ser establecidos por los periodistas Watson y Aubrey, supuestamente contaba con un “trasfondo extenso en el uso y diseño de aparatos electrónicos” y había regresado a Europa repentinamente, sin dejar rastro de su existencia.
El investigador George C. Andrews, con base a estos datos, sugirió la posibilidad de que el misterioso “padrastro” fuera responsable de haber iniciado el acondicionamiento mental del joven Lepine (cuyo verdadero nombre era Gamil Gharbi) mediante sesiones de hipnosis y el uso de dispositivos de electrónica avanzada –la técnica de control mental conocida por las terribles siglas RHIC-EDOM (Radio Hypnotic Intracerebral Control– Electronic Disolution of Memory, o control intracerebral radiohipnótico con disolución electrónica de la memoria).
“RHIC-EDOM,” explica Andrews, “es capaz de programar a un individuo para realizar acciones como un asesinato mientras que a la vez borra todo el recuerdo del evento, así como el acondicionamiento mental que tomó lugar.” Andrews señala que el hecho de que la nota de suicidio de Lepine rezase: Voy a morir el 6 de diciembre de 1989 refleja el acondicionamiento del sujeto con las técnicas de RHIC-EDOM.
RHIC-EDOM, digna de las más rabiosas películas de ciencia-ficción, apareció por primera vez como un documento preparado por la CIA justo después del asesinato del presidente Kennedy en 1963. El informe –de 350 páginas de extensión– explicaba la manera en que un ser humano podía ser convertido en un robot electrónicamente controlado y capaz de matar por demanda.
Durante la fase RHIC, el individuo entraría en estado de trance y recibiría las sugerencias que serían activadas por ciertas palabras, tonalidades, o hasta colores. La fase EDOM del acondicionamiento, sin embargo, la interferencia electrónica con el cerebro humano causaría que los niveles de acetilcolina presentes en la corteza cerebral produjeran una especie de “estática” capaz de bloquear tanto el sentido de la vista como el del oído.
Resulta igualmente posible hacer obstruir o borrar recuerdos, o hacer que el sujeto del experimento sienta que un evento haya tomado lugar mucho después de que se haya producido en realidad.
Por más que pueda escandalizarnos la inhumana frialdad de cualquier servicio de inteligencia capaz de desarrollar semejantes técnicas, debemos preguntarnos: ¿por qué Lepine? Y ¿de qué le servía a la CIA matar a las ciudadanas de un país no sólo amigo, sino vecino? Recordemos que ese mismo año se había producido una matanza igual de atroz en una guardería infantil en Stockton, California (17 Ene 1989) por Patrick Hurdy, otro “loco” armado de subfusil.
Algunos conspiranoicos opinaron que la muerte de inocentes en ambos lados del continente tenía por mira hacer que el público reclamara a los políticos una prohibición total de las armas automáticas, lo que sólo se conseguiría a través de una suspensión total de las garantías civiles, resultando en una dictadura derechista norteamericana... todo en aras de la “seguridad nacional”, que ha sido pretexto para toda suerte de actividades ilegales y herramienta para acondicionar la opinión pública.
Tal vez esta sea la finalidad en América del Norte, pero ¿podemos decir lo mismo de casos en otras partes del planeta?

para mas informacion en la pagina:

http://www.canalincognito.com/conspiraciones/control-mental-usa.php



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