Cada 12 años, la ciudad india de Allahabad acoge la celebración del Maha Kumbh Mela, un importante evento religioso. Este año se espera que la ciudad reciba a aproximadamente 80 peregrinos entre enero y marzo.
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Acuden a Allahabad para limpiar sus pecados en el río Ganges, lo que para muchos es alcanzar la meta de toda su vida y les permite resurgir rejuvenecidos y llenos de alegría. Sin embargo, el evento religioso tiene una cara oscura: algunos aprovechan la aglomeración de gente para abandonar a sus parientes ancianos.
«Esperan la llegada del Maha Kumbh porque hay tantas personas que pasan desapercibidos», señala un activista de derechos humanos que ha ayudado a muchos en esta situación y que prefiere permanecer en el anonimato. «Los ancianos ya no son útiles y no quieren cuidar de ellos, así que les abandonan».
El Ganges, cuna de civilizaciones
Anshu Malviya, trabajador social de Allahabad, declara que se abandonan tanto hombres como mujeres, aunque es más frecuente en el caso de viudas ancianas. Es difícil establecer una cifra, porque muchos de los abandonados no lo admiten. Sin embargo, Malviya calcula que durante el Maha Kumbh Mela se abandonan docenas de ancianos.
Podría parecer extraño que estas personas no sean capaces de volver a su casa, sin embargo, para Malviya es perfectamente normal. «Si fueras indio no te sorprendería. Algunos no han salido nunca de su casa, no han recibido educación, no trabajan. Muchas veces no saben ni en qué distrito está su pueblo».
Cuando la multitud se dispersa y se levantan los campamentos, los ancianos abandonados pueden ingresar en un refugio del gobierno, donde las condiciones, sin embargo, son muy malas, y por ello a veces prefieren vivir en las calles. Algunos van a otras ciudades sagradas, como Varanasi o Vrindavan donde, si tienen suerte, son acogidos en templos o albergues.
En esas ciudades se unen a grupos mucho más grandes, esencialmente de mujeres, cuyas familias no quieren mantenerlas y han sido abandonadas ahí porque según la religión hindú, al morir en ciudades sagradas se alcanza el moksha o Nirvana. Mohini Giri, activista por los derechos de las mujeres y ex presidenta de la Comisión Nacional de la Mujer de India, calcula que hay unas 10.000 mujeres en esa situación en Varanasi y 16.000 en Vrindavan.
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