miércoles, 15 de mayo de 2013

a Marte sin retorno!!!!!!


13-05-13 | SOCIEDAD

Miles de personas viajarían a

 Marte sin retorno

Cerca de 80.000 personas, de 120 países, se alistaron en un proyecto paracolonizar el planeta rojo, sin posibilidad de volver 

La empresa Mars One, una compañía sin fines de lucro en Holanda, lanzó el pasado abril una campaña de captación de voluntarios para crear la primera colonia enMarte a partir de 2023. Según informaron, hay varios candidatos sin ánimos de regresar.

Revelaron que los interesados son de todas partes del mundo y que la mayor cantidad de solicitudes provino de Estados Unidos (17.324), seguido por China (10.241), el Reino Unido (3.581), Rusia, México, Brasil, Canadá, Colombia, la Argentina y la India.

La idea de los organizadores del proyecto es que al menos 500.000 personas se alisten en la misión antes del 31 de agosto, cuando termina el período de solicitud.

Los candidatos deben tener al menos 18 años, gozar de buena salud mental y física y estar dispuestos a someterse a un programa de capacitación que durará alrededor de ocho años.

El primer equipo, formado por cuatro personas, partirá en 2023 y calculan que tardará unos siete meses en llegar a Marte, su destino. A partir de esa fecha, planean enviar cada dos años a nuevos astronautas para que se unan a la aventura de construir y desarrollar bases.

Mars One deja claro a los candidatos que tienen que ir con la idea de que nunca regresarán a la Tierra. A partir de su llegada a Marte, el planeta rojo se convertirá en su nuevo hogar, donde van a vivir y trabajar el resto de su vida.

En cuanto a la financiación, ha explicado que se realizará mediante retransmisión televisiva interactiva de todos los aspectos de esta misión, desde la selección de astronautas y sus preparativos para la llegada a Marte, hasta la vida de estos cuando habiten en el espacio exterior.

Los riesgos de un viaje a Marte

Conseguir enviar un seiscientos hasta la superficie marciana y hacerlo aterrizar sin que se arañe la pintura puede ser un trabajo difícil, pero la NASA ha conseguido una tarea similar al depositar con éxito el rover Curiosity de una tonelada de peso. Pero ¿y enviar al conductor, a la abuela y los niños?¿y si ademas tenemos que meter la fiambrera con la tortilla y la vieja televisión? esto requiere enfrentarse a varios obstáculos  difíciles de superar.
El tiempo de viaje ¿hemos llegado ya…?
Una expedición humana que llegue hasta la superficie y tenga que afrontar a un viaje de vuelta podría enfrentarse a un viaje que duraría dos o tres años. Cuanto más lento sea el viaje, más suministros nos veremos obligados a llevar con nosotros y mayores serán las probabilidades de cruzarnos con un meteorito que impacte contra nuestra nave. Pero también supondrá un coste humano, los astronautas perderán masa muscular y ósea debido a la larga estancia bajo condiciones de microgravedad. Nuestros viajeros estarán expuestos a grandes dosis de rayos cósmicos y partículas energéticas transportadas por el viento solar, lo que aumenta la probabilidad de un cáncer.

“La principal preocupación es claramente la exposición a la radiación a la que se someterá la tripulación humana durante esos largos viajes en el espacio profundo”, comento el ex astronauta Franklin Chang-Díaz, quien comparte el récord mundial de vuelos espaciales -siete- con Jerry Ross.
“Los viajes largos en ingravidez debilitan sustancialmente la tripulación”, agregó. ”cuando lleguen a Marte deberían tener alguna forma de poder rehabilitar su cuerpo antes de enfrentarse al duro trabajo, una tarea difícil para la primera misión en un ambiente muy hostil”.
La única solución que existe: Acelerar el viaje.
Se han conseguido reducir estos riesgos gracias a los sistemas de propulsión avanzados, con mayor capacidad que los actuales de propulsión química.
Chang-Diaz está desarrollando un sistema de propulsión avanzada de plasma que reduciría el tiempo de ida y vuelta en misiones a Marte a cinco meses. El motor de Magnetoplasma de impulso específico variable utiliza campos magnéticos para guiar el plasma supercaliente hacia la “tobera” del motor, produciendo una inmensa cantidad de empuje. Un viaje de un año con los motores cohetes de combustión química a Marte podría reducirse a tan sólo 39 días.
Chang-Díaz cree  que este tipo de sistemas podrían revolucionar el transporte espacial, reduciendo el tiempo de los viajes interplanetarios.
Enfermedades: La gran “C”
Los astronautas que realicen un viaje a Marte o trabajen en su superficie se verán expuestos a elevadas dosis de rayos cósmicos y las partículas solares de alta energía. Las llamaradas solares expulsan al espacio este tipo de partículas cada poco tiempo, barriendo todo el sistema solar interior.
Tanto los vientos solares como los rayos cósmicos son básicamente radiación, lo que aumenta la probabilidad de que los astronautas desarrollen algún tipo de cáncer que les podría conducir a la muerte. Al degradar su ADN también podrían transmitir defectos genéticos a sus futuras generaciones.
Por lo tanto, si queremos reducir la exposición de los astronautas a este peligro, tendremos que aumentar el blindaje de la nave.
Un blindaje de aluminio convencional tendría que ser muy grueso y, en consecuencia, demasiado pesado, por lo tanto, poco práctico. Una mejor opción puede ser el agua, que ha demostrado ser un método eficaz para bloquar esta radiación.
Una de las opciones seria almacenar el agua utilizada para el abastecimiento de la tripulación en las paredes de la nave, a modo de un depósito que envuelva al navío. También habría que instalar un sistema de recuperación de agua como el que se encuentra instalado en la estación espacial internacional. Este sistema tendría que regenerar el preciado líquido y reponer los tanques.
El combustible de hidrógeno líquido también proporciona una buena protección, por lo que podría ser utilizado para ofrecer este tipo de protección.
Pero no todos los riesgos a los que se enfrentaran los viajeros se encuentran en el espacio, en la superficie de Marte, el polvo y las piedras que se encuentren al rededor de la zona de aterrizaje podrían suponer un peligro para el vehículo, las continuas tormentas podrían lanzar este material a gran velocidad, perforando los paneles de aluminio o los hábitats inflables. Los trajes espaciales usados durante incursiones fuera de los refugios tendrían que ser adaptados para estas inclemencias. En la Luna, el regolito lunar supuso todo un reto para los astronautas, este material se adhería a los trajes que eran traídos de vuelta al interior de la nave, un polvo tan fino que podría causar problemas si fuese aspirado, pero en Marte, este polvo puede ser incluso menor, unas micro-partículas que causarían muchos más problemas, la diferencia del ambiente lunar y el marciano es claramente la existencia de su atmosfera, las tormentas de polvo podrían lanzar una gran cantidad de escombros contra aquellos que estén realizando trabajos en la superficie, la rotura del tejido de un traje seria un riesgo inasumible.
Los trajes, además, tendrían que proporcionar una protección extra para la radiación, las operaciones extra-vehiculares que realizan los astronautas de la ISS suelen durar unas pocas horas, en Marte estos paseos podrían ser incluso más largos, aumentando exponencialmente el riesgo de sufrir una sobreexposición a los dañinos rayos solares.
Sexo en el sistema solar

Uno de los mayores inconvenientes que se tienen al enfrentarse a la exploración del sistema solar es sin duda la naturaleza humana. El sexo en el espacio es un tema que ha fascinado a la gente desde que los hombres y las mujeres comenzaron a viajar juntos a la órbita terrestre baja, hasta se muestra en varias películas de ciencia-ficción. El hacinamiento en naves espaciales rusas Soyuz y los diferentes viajes estadounidenses con los transbordadores espaciales no suponía un gran problema, ya que eran vuelos relativamente cortos y el extremo nivel de profesionalismo de los astronautas y cosmonautas hacían que los encuentros sexuales fuesen poco probables. Sin embargo, la Estación Espacial Internacional es mucho más grande, casi tanto como una casa de cinco dormitorios. La estancia de cuatro a seis meses de es casi la norma, y los viajes de ida y vuelta a Marte podrían duran mucho más.
El sexo en el espacio puede parecer un tema frívolo, pero en realidad es un gran problema, es la propia naturaleza humana. Seamos realistas, hacer caso omiso de las potenciales consecuencias de la sexualidad humana no es lo más indicado.
El comité de Bioastronáutica de la NASA reviso la Hoja de Ruta -un documento que examina la salud de la tripulación y los problemas de rendimiento para las misiones más allá de la órbita terrestre- y determinó que no habían establecido ninguna norma sobre la sexualidad humana, simplemente no se dieron cuenta del problema.
“Esta omisión debe ser corregida”, informo el comité. ”Las áreas de preocupación para una misión de 30 meses a Marte son las posibles consecuencias psicológicas y fisiológicas de la actividad sexual o la falta de la misma, las consecuencias podrían poner en peligro la vida, la cohesión de la tripulación, el rendimiento y el éxito de la misión”.


La gravedad cero.
La falta de gravedad durante el viaje y su escasa fuerza sobre la superficie marciana podría ser la kriptonita cósmica hasta para el más invulnerable de los astronautas.
Las largas estancias en un entorno de microgravedad o un entorno de gravedad reducida podrían debilitar gravemente a los exploradores.
La masa ósea y muscular se pierde a un ritmo alarmante. Los sistemas cardiovascular, pulmonar e inmunológico se debilitan. La visión podría verse afectada. El sistema vestibular -que nos ayuda con el equilibrio y con el control espacial- podría quedar fuera de control, provocándonos constantes perdidas de equilibrio y mareos.
Las pocas soluciones existentes son las que pasan por incluir en la nave instalaciones para realizar contantes ejercicios, los productos farmacéuticos, o incluso naves espaciales giratorias que proporcionen una ligera gravedad artificial.
El ejercicio es una de las mejores maneras de combatir las enfermedades causadas por períodos prolongados en condiciones de microgravedad.
A bordo de la Estación Espacial Internacional, los astronautas pasan dos horas al día caminando y corriendo sobre una cinta, montan en bicicleta fija, hacen ejercicio con una máquina de resistencia, todo esto únicamente para protegerse de los efectos nocivos de vivir y trabajar en condiciones de ingravidez.
Las tripulaciones de la estación también han de enfrentarse a estrictas dietas que son analizadas por los nutricionistas. Los servicios médicos del vuelo prescriben medicamentos para contrarrestar la pérdida de la masa ósea. Se añaden suplementos nutricionales a las dietas cuando es necesario.
La investigación médica en la estación ayudará a los científicos a encontrar maneras de solucionar los problemas.
La NASA cree que hay que establecer una serie de “contramedidas” que prevengan la degradación de la salud de la tripulación o, como poco, ayudar a los miembros superar esos desafíos de manera que puedan en las mejores condiciones posibles cuando lleguen al planeta rojo y, sobre todo, cuando regresen a la Tierra.
Una nave espacial giratoria podría simular un ambiente de gravedad artificial que ayudaría a mantener a los astronautas en plena forma. Pero esa idea sigue siendo materia de libros y películas de ciencia-ficción.
El aprovisionamiento.
Escapar de la gravedad terrestre y sigue siendo una hazaña que casi supera la capacidad de los ingenieros humanos. Poner en órbita los suministros necesarios para la estación espacial cuesta varios cientos de millones de dólares por misión, por ejemplo, enviar al espacio cuatro hamburguesas con queso podría costar unos 10.000 dólares.
Esto implica que, o reducimos el coste/peso por misión o limitamos los suministros que transportaremos en un viaje a Marte. La única solución real para reducir este peso drásticamente es vivir de la tierra marciana.


Utilizar los recursos naturales del planeta y su delgada atmósfera para reducir significativamente la cantidad de combustible y suministros que deben ser enviados desde la Tierra, a un gran costo, para sostener la expedición.
Dale a un astronauta una ensalada, y comerá un día, enséñales a plantar lechugas, guisantes y rábanos hidropónicos y la expedición tendrá comida para todo el tiempo que necesiten, quizás incluso si por una avería no pueden regresar a nuestro planeta.
El ser humano está acostumbrado a ciertos lujos, lujos que no se podrán permitir durante mucho tiempo, las cervecitas se acabaran pronto y la comida fresca no durara mucho, la dieta será más bien espartana, y eso también pasa una factura psicológica.
Solamente el traslado del agua necesaria desde nuestro planeta para este tipo de misiones podría suponer el envió de más de 18 toneladas de agua para que los astronautas tengan una posibilidad de vivir en un ambiente tan hostil. Si los astronautas pudiesen conseguir agua en Marte, entonces esta cantidad se reduciría drásticamente, pero aun sería necesario poner en órbita unas tres toneladas de agua por viaje, y conseguir tal cantidad del preciado líquido en la superficie marciana puede ser todo un reto
También habría que descubrir la forma de crear combustible para los cohetes de regreso a la Tierra, el agua marciana puede ayudar a generar hidrogeno.
Los largos periodos de inactividad serán también todo un reto. En la ISS, los astronautas tienen un trabajo constante, haciendo un seguimiento de los diferentes experimentos que se realizan en el laboratorio espacial, así como al propio mantenimiento de la nave, pero la reducción del peso de una misión a Marte limitara este tipo de trabajos, lo que hace necesario proporcionar un sistema de ocio a los tripulantes, cientos de horas de películas o incluso alguna consola de juego. La falta de contacto directo con la familia también puede llegar a ser un serio problema, la pérdida de un ser querido mientras realizas el viaje puede llegar a ser un golpe inasumible para un humano. En la ISS, los astronautas puede llegar a deleitarse simplemente asomándose a una ventanilla por la que verán pasar los diferentes países y continentes, esa visión puede llegar a ser tranquilizadora, pero en el espacio profundo, al mirar por una ventana lo único que veremos será una oscuridad absoluta, algo tremendamente desolador que puede hacer deprimirse al espíritu más fuerte. Mantener el equilibrio psicológico de los tripulantes puede llegar a ser un nuevo reto. Pero es que incluso el espacio limitado y la falta de privacidad frente a un pequeño equipo puede generar conflictos, no siempre tenemos que llevarnos bien con nuestros vecinos y tener que soportar a alguien que no nos cae bien durante un largo periodo es tan poco espacio también puede suponer un problema añadido. Y no hablo ya de las peleas por el mando a distancia.


La misión
El principal motivo que tenemos para viajar a Marte es probar su habitabilidad, tanto en el presente como en el pasado. Las misiones robóticas pueden ayudarnos a allanar el camino, pero siempre estarán limitadas por la falta de flexibilidad. Las maquinas hacen lo que se les ha programado y poco más. El instrumental está limitado únicamente a las configuraciones establecidas, cierto es que se puede actualizar el software a distancia, añadiendo nuevas funciones, pero nunca tendrán la capacidad de una respuesta rápida frente a un problema inesperado que puede ofrecer el hombre.
Pero los seres humanos que viajen al planeta rojo también tendrán sus limitaciones, y esas las dictaminan directamente el peso total a enviar a Marte. Podemos proporcionar una serie de instrumentos para que realicen diferentes pruebas sobre el terreno, pero lo que está claro es que la mayoría de los exámenes de las muestras que se recojan se tendrán que realizar en los laboratorios más avanzados de nuestro planeta. Pero no solo porque el instrumental que se envié no tendrá la capacidad que tenemos en la Tierra, también porque estas muestras tendrán que pasar una cuarentena, los astronautas no pueden arriesgarse a enfrentarse a una posible contaminación extraterrestre así como tampoco pueden arriesgarse a contaminar las muestras, una simple gota de sudor podría echar al traste años de trabajo y varias decenas de miles de millones de dólares. Es por ello que el personal que llegue al planeta se limitar, en gran medida, a tareas de recogida de muestras geológicas.
El riesgo de trepar por un risco es evidente, incluso aunque no se realizase en las condiciones extremas de Marte. Las herramientas que se utilicen serán para realizar trabajos duros; picos, perforadoras, quizás hasta algún pequeño explosivo, herramientas que podrían desgarrar el traje, provocando una descompresión casi instantánea.
La búsqueda de depósitos de diferentes minerales ocupara gran parte del trabajo, pero también habrá que realizar un esfuerzo extra en conseguir la preciado agua que se necesita para completar con éxito la misión. Un agua que abra de ser esterilizada y preparada para el consumo humano. Esta búsqueda será a la que más tiempo habrá que dedicar, mucho más que a la propia misión. A nuestro planeta podremos traer un par de cientos de kilos de muestras, pero habremos de recoger varias toneladas de agua únicamente para garantizar la supervivencia de los astronautas. No conseguir la suficiente significaría poner en riesgo tanto la misión como la propia vida. Los análisis de las sondas robóticas o los orbitadores pueden indicarnos una cosa, pero la realidad puede ser totalmente diferente, el agua puede estar a mayor profundidad o necesitar más cantidad de energía para derretir el hielo marciano.
Un paseo hasta nuestro vecino planetario más cercano no es tan fácil como una excursión al campo, aquellos que vallan hasta Marte no solo han de ser lo mejor de lo mejor que pueda ofrecer la humanidad, también han de estar dispuestos a morir en el intento. Un viaje a la playa en un viejo seiscientos con toda la familia puede ser muy placentero en comparación con los peligros a los que tendremos que enfrentarnos, por mucho que te diga tu abuela que no corras tanto.

1 comentario:

hola espero les agrade?