jueves, 9 de octubre de 2014

PLANTAS MEDICINALES, CONTRA MEDICAMENTOS

V



Una abreve descripción, para distinguir de las plantas medicinales y los medicamentos que tanto dañan nuestra salud.

La Medicina
La medicina (del latín medicina, derivado a su vez de mederi, que significa 'curar', 'medicar'; originalmente ars medicina que quiere decir 'arte de la medicina')1 es la ciencia dedicada al estudio de la vida, la salud, las enfermedades y la muerte del ser humano, e implica el arte de ejercer tal conocimiento técnico para el mantenimiento y recuperación de la salud, aplicándolo al diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades. La medicina forma parte de las denominadas ciencias de la salud.
La Medicina debe aspirar a ser honorable y dirigir su propia vida profesional; ser moderada y prudente; ser asequible y económicamente sostenible; ser justa y equitativa; y a respetar las opciones y la dignidad de las personas.
Los valores elementales de la Medicina contribuyen a preservar su integridad frente a las presiones políticas y sociales que defienden unos fines ajenos o anacrónicos. Los fines de la Medicina son:
  • La prevención de enfermedades y lesiones y la promoción y la conservación de la salud.
  • El alivio del dolor y el sufrimiento causados por males.
  • La atención y curación de los enfermos y los cuidados a los incurables.
  • La evitación de la muerte prematura y la búsqueda de una muerte tranquila. Los fines erróneos de la Medicina son:
  • El uso incorrecto de las técnicas y los conocimientos médicos.
  • El empleo de información sobre salud pública para justificar la coerción antidemocrática de grandes grupos de personas para que cambien sus comportamientos “insanos”.
  • La medicina no puede consistir en el bienestar absoluto del individuo, más allá de su buen estado de salud.
  • Tampoco corresponde a la medicina definir lo que es el bien general para la sociedad.

Y en verdad se lleva a cabo este fin…………

Veamos entonces.  Los fines erróneos de la Medicina


Fines de la Medicina





Teresa Forcades i Vila es monja benedictina. Doctora en medicina, prepara un doctorado en teología. Perteneció al primer grupo de jóvenes de
Cristianisme i Justícia.

En el breve periodo que va de 2000 a 2003, casi la totalidad de las grandes compañías farmacéuticas pasaron por los tribunales de EEUU, acusadas de prácticas fraudulentas. Ocho de dichas empresas han sido condenadas a pagar más de 2,2 billones de dólares de multa. En cuatro de estos casos las compañías farmacéuticas implicadas - TAP Pharmaceuticals, Abbott, AstraZeneca y Bayer - han reconocido su responsabilidad por actuaciones criminales que han puesto en peligro la salud y la vida de miles de personas
1. ¿Cuáles son esas actuaciones? ¿Quién recibe sus consecuencias? ¿Qué mueve a las compañías farmacéuticas a actuar de tal forma? ¿Qué respuestas están teniendo lugar ante esos abusos y cuáles deben producirse aún? En este Cuaderno estudiaremos las actuales estrategias de esta industria y el impacto directo que éstas tienen en la forma en que concebimos la salud y la enfermedad y en los recursos que tenemos para promocionar la primera y prevenir o curar la segunda.


PERO QUIEN ES TERESA FORCADES???

Teresa Forcades Vila (1966, Barcelona) es una teóloga y monja española de la Orden de San Benito, conocida por sus posiciones críticas con la gestión de la gripe A por parte de instituciones sanitarias como la Organización Mundial de la Salud y las empresas farmacéuticas productoras de las vacunas. Ha denunciado lo que ella considera crímenes y abusos cometidos por la industria farmacéutica. Es una de las promotoras, junto con Arcadi Oliveres del movimiento independentista Procés Constituent a Catalunya.


Veamos su biografía

Teresa Forcades nació en el barrio barcelonés de Gràcia, en el seno de una familia con raíces en Tarragona y Solsona.
Se licenció en Medicina por la Universidad de Barcelona en 1990 y se trasladó a Estados Unidos para cursar la especialización en Medicina Interna en la Universidad Estatal de Nueva York, que consiguió cinco años más tarde.
 En 1997, tan sólo dos años después, finalizó un máster en teología protestante en la Universidad de Harvard. En septiembre de ese mismo año, ya en España, ingresó en el monasterio benedictino de Montserrat. Al cursar sus estudios de teología en una facultad protestante, especializada en teología feminista, no le fueron convalidados por las facultades católicas españolas.  y tuvo que licenciarse en teología fundamental en la Facultad de Teología de Cataluña, en el Instituto de Teología Fundamental de Sant Cugat,
En el campo de la medicina, también realizó el doctorado summa cum laude en Salud Pública por la Universidad de Barcelona (2004) con una tesis sobre medicinas alternativas.
También ha realizado su investigación de pos doctorado en la universidad alemana de Humboltd (Berlín) con el fin de profundizar el diálogo entre la noción teológica de persona y las nociones de subjetivación de ciertas antropologías contemporáneas (ej. Lacan, Zizek, Boyar).
Ha publicado también «Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas» (Cuadernos Cristianisme i Justícia, 2006 n. 146, en catalán, castellano y inglés) y «La teología feminista en la historia» (Fragmenta, 2007).
Actualmente reside en el monasterio de Montserrat y prepara un libro sobre la medicalización.

veamos a la empresa Pfiser
 

EL CASO DE LA “DISFUNCIÓN SEXUAL FEMENINA”

En el año 1998, la empresa Pfizer, la principal compañía farmacéutica de EE.UU., comercializó un medicamento conocido con el nombre de “Viagra” para el tratamiento de la disfunción sexual masculina (concebida como disminución o desaparición de la capacidad de erección).

Tres años más tarde, a 17 millones de hombres del mundo entero les había sido recetado dicho medicamento y su volumen de ventas en un solo año (2001) superaba los mil quinientos millones de dólares.2 Con este nuevo producto, Pfizer había superado largamente los criterios de definición de un “blockbuster”, que es el nombre con que se conoce en el argot de las farmacéuticas un medicamento con un volumen de ventas anual superior a los mil millones de dólares (o de euros).

Los directivos de Pfizer se preguntaron: 
“¿Y si fuera posible conseguir un éxito semejante con un producto similar dedicado a las mujeres?”.
El problema era que si bien existía un criterio aparentemente claro para hablar de “disfunción” en el caso de la sexualidad masculina (las dificultades en la erección), en el caso de las mujeres esto era mucho más difícil de definir y, sobre todo, de cuantificar o evaluar objetivamente.

En el año 1997 -pocos meses antes de que Viagra apareciera en el mercando- ya había tenido lugar en Cape Cod (Nueva York) el primer encuentro de especialistas médicos para determinar el perfil clínico de la "disfunción sexual femenina".3

La iniciativa, organización y financiación del encuentro corrieron a cargo de 9 compañías farmacéuticas muy preocupadas por el hecho de que no existiera una definición de este trastorno compatible con un potencial tratamiento farmacológico.

Los promotores de tal encuentro eligieron entre sus colaboradores directos las personas que debían asistir al mismo. El objetivo de la reunión era diseñar la estrategia adecuada para crear una nueva patología en función de los intereses económicos de la industria farmacéutica. Un año y medio más tarde, en octubre de 1998, se celebró en Boston la primera conferencia internacional para la elaboración de un consenso clínico sobre la disfunción sexual femenina.4

8 compañías farmacéuticas financiaron esta conferencia y 18 de los 19 autores de la nueva definición “consensuada internacionalmente” admitieron tener intereses económicos directos con estas u otras compañías.

Un año más tarde, en 1999, apareció un artículo en la revista JAMA titulado “Disfunción sexual en EE.UU.: prevalencia y variables predictivas”,5 en el que se afirmaba, supuestamente con objetividad científica, que un 43% de la población femenina de EE.UU. sufría la “nueva enfermedad” definida según los intereses de la industria farmacéutica.

Los pasos seguidos para identificar a la “población enferma” fueron los siguientes:
1.    se elaboró una lista de 7 “problemas” considerados cada uno de ellos de suficiente peso como para justificar el diagnóstico de la nueva enfermedad si una mujer los había presentado durante dos meses o más en el último año
2.    se pasó el cuestionario a una muestra de 1.500 mujeres
3.    se evaluaron los resultados de forma que responder “Sí” a uno solo de los ítems se consideró criterio suficiente para identificar la enfermedad. Uno de los 7 ítems era la ausencia de deseo sexual.
Es decir, que las mujeres que respondieron que no habían tenido deseo sexual durante dos meses o más en el último año, automáticamente - independientemente de si estaban de luto por la muerte de un ser querido, preocupadas por falta o por exceso de trabajo, atrapadas en una relación insatisfactoria o gozando de una etapa de plenitud interior -, quedaron etiquetadas de “disfuncionales” y pasaron a engrosar el porcentaje de candidatas potenciales para el tratamiento que la industria farmacéutica confiaba poder desarrollar en breve.

Dos de los tres autores del citado artículo tenían vínculos económicos con laboratorios farmacéuticos.

El mismo año, en octubre de 1999, tuvo lugar un tercer encuentro sobre el tema, organizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, pero promovido y financiado por 16 compañías farmacéuticas. El 50% de los asistentes admitieron tener intereses en la industria farmacéutica.6


Del encuentro surgió el Forum para la Función Sexual Femenina, que celebró dos conferencias más en los años 2000 y 2001 en Boston gracias a la financiación de 20 compañías farmacéuticas, lideradas por Pfizer.7

En el año 2003, esta manipulación de los criterios médicos en función de los intereses comerciales fue denunciada por Ray Moynihan en una de las re-vistas médicas de mayor prestigio, el British Medical Journal.8 Los editores de la revista recibieron en 6 semanas un total de 70 respuestas y comentarios con relación al artículo de Moynihan. 2/3 de las respuestas fueron de apoyo y confirmaron la indignación de los profesionales de la medicina ante dicha manipulación aunque, como deja bien claro una de las respuestas, sin ellos no podría producirse.9

Si los médicos no colaborásemos con los abusos de las compañías farmacéuticas, esos abusos no acontecerían.

En diciembre de 2004, la agencia reguladora de los medicamentos en EE.UU. impidió que se comercializara el primer medicamento destinado a sanar la “disfunción sexual femenina” (el parche de testosterona de los laboratorios Proctor y Gamble).10

Los responsables de los estudios clínicos - todos financiados y supervisados por Proctor y Gamble - habían presentado sus resultados de forma sesgada, de modo que lo que eran unos beneficios dudosos y unos más que probables efectos secundarios peligrosos (cáncer de pecho y enfermedad cardiaca) se anunciaban como beneficios claros y riesgos negligibles.

De momento aún no ha sido desarrollado ningún otro medicamento para la disfunción sexual femenina, entre otras cosas debido a una creciente conciencia por parte de todos los agentes implicados de los efectos nocivos del exceso de influencia de las compañías farmacéuticas en el ejercicio de la medicina.11


La disfunción sexual femenina (como cualquier otra enfermedad) tiene que ser estudiada en función de los intereses médicos de las mujeres afectadas y no en función de los intereses económicos de algunas de las empresas más ricas del planeta.

Veamos si hay algun tratamiento


Disfunciones del deseo sexual hipoactivo:

Algunas mujeres pueden sentir la falta de deseo en ciertos momentos de su vida, por ejemplo, durante el embarazo y el parto, la lactancia y la menopausia, y en periodos de crisis o enfermedades. Para otras, esta situación puede volverse crónica. Los síntomas son la falta de interés en iniciar o participar en actos sexuales, falta de receptividad a la actividad sexual y la ausencia de pensamientos sexuales o fantasías.
Causas de la pérdida de deseo:
  • Físicas: las intervenciones quirúrgicas, desarreglos hormonales y ciertas enfermedades como la diabetes, cardiopatías, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson y la depresión.
  • Otros factores: los cambios en los métodos anticonceptivos, cansancio, estrés, cambios de humor, obesidad, la relación con la pareja, episodios sexuales traumáticos y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y drogas. La falta de tiempo también puede provocar una pérdida del deseo sexual. Asimismo, se puede deber a la rutina sexual o a algo en la pareja que produce rechazo.
Tratamiento:
No hay ningún tratamiento válido y efectivo para todas las mujeres, por tanto, un buen conocimiento de la naturaleza del problema es fundamental para tratar a cada mujer. En principio se necesita una historia clínica detallada que incluya el aspecto médico sexual y social. Dependiendo del tipo de problema puede hacerse un reconocimiento (con tu consentimiento) y extraer una muestra de sangre para analizar los niveles hormonales. Otras pruebas pueden incluir un análisis de orina y medir la tensión arterial, las cuales pueden revelar diabetes o hipertensión, ambas posiblemente relacionadas con la disfunción sexual. Las opciones básicas de tratamiento son las terapias sexual, psicosexual y farmacológica.

Terapia farmacológica: está basada en parches transdérmicos de testosterona que liberan gradualmente dosis muy bajas de la hormona, lo que mantiene niveles estables de la misma y reduce los efectos secundarios (acné, vello corporal) asociados a otros sistemas de administración como las inyecciones. Los citados parches han probado que aumentan en más de un 50 por ciento tanto la actividad sexual, como el deseo sexual en mujeres con menopausia quirúrgica.



¿Píldora para despertar el deseo sexual?

Cuando empezó con sus investigaciones, el Dr. Tuiten tenía clara una cosa: la píldora solo sería efectiva si actuaba a nivel cerebral, no físico.
 
Todos sabemos que hay neurotransmisores que juegan papeles decisivos en el desarrollo del deseo sexual, pero hay dos especialmente importantes: la testosterona, que provoca la segregación de dopamina, y la serotonina, que hace que su presencia disminuya. Las píldoras del doctor Tuiten elevan temporalmente los niveles de dopamina, logrando así que aumente la excitación.

Se llama Lybrido y marcará un hito en la vida sexual femenina

El medicamento del Dr. Tuiten contiene un elemento similar al de el Viagra (que aumenta el flujo sanguíneo en los genitales), pero también incluye un compuesto llamado buspirone, usado para combatir la ansiedad.
 
Para demostrar su eficacia, el médico holandés estudio el comportamiento de cientos de mujeres casadas. ¿La razón? Parece ser que el colectivo de mujeres que tienen pareja estable es el que más acusa la falta de deseo, un problema que aqueja al 80% de las pacientes que acuden a una consulta sexológica.
 
Si los experimentos del Dr, Tuiten van por buen camino, Lybrido estaría en el mercado en 2016 y muchos ya pronostican que las consecuencias de este fármaco en la vida sexual de las mujeres y de sus parejas estarían a la altura de las que acarreó la invención de la píldora anticonceptiva: toda una revolución sexual.
 

http://sexualidad.salud180.com/sexualidad/pildora-para-despertar-el-deseo-sexual

 

 veamos si hay alguna planta medicinal que sea natural y que no nos dañe el organismo

 


Frigidez

 
La frigidez, llamada  también disfunción sexual femenina, se refiere a la incapacidad de la mujer para conseguir el orgasmo durante una relación satisfactoria.
Ésta se caracteriza por una falta general de apetito sexual y respuesta a los estímulos sexuales.
Entre las causas de la frigidez se pueden mencionar


  • Factores psicológicos (temor, sentimientos de culpa, depresión, conflictos de pareja y/o los sentimientos de inferioridad y experiencias desagradables durante la infancia y la adolescencia, entre otros)
  • Técnicas sexuales inadecuadas en la pareja (rapidez, posturas incómodas, etc.)
  • Motivaciones religiosas o morales
  • Mala formación sexual
  • Deficiencia de vitaminas (que puede producir bajos niveles de estrógeno)
Sin embargo, en algunas mujeres la frigidez puede deberse a enfermedad (cistitis, vaginitis, diabetes, estrés, etc.), estrés, cansancio o el uso prolongado de medicamentos en particular, los antidepresivos o hipotensores.

Remedios populares

Remedio para la frigidez #1: Hervir 50 g de hojas de ajedrea en 1 litro de agua por 10 minutos. Pasado ese tiempo, retirar del fuego, filtrar y tomar un vaso cuando se requiera.  Este remedio favorece una mejor disposición.






Remedio para la frigidez #2: Verter 1 cucharada de damiana en 1 taza de agua que esté hirviendo.  Retirar del fuego, tapar,  y dejar refrescar.  Colar y tomar una taza cuando se requiera. 



Remedio para la frigidez #3: Verter 1 cucharada de flores secas de romero en 1 taza de agua que esté hirviendo. Mantener por diez minutos y después tomar un vaso en la noche, durante varios días.


para mas informacion en:
 
http://www.remediospopulares.com/frigidez.html
 
capitulo dos..............................

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