jueves, 23 de julio de 2015

Privatizaciones, Despojo o Invacion en México

Privatizaciones en México: 


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Plática de Carlos Salinas de Gortari en su casa de Tlalpan con un grupo de jóvenes en diciembre de 2012. Foto: segundoasegundo.com
Teódulo Pineda Bahena

El asunto de las privatizaciones se inició cuando dirigentes políticos de peso internacional tales como Margaret Thatcher y Ronald Reagan, junto con los ejecutivos de primer nivel del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, consideraron las posibilidades de penetrar en las cerradas economías de los países en vías de desarrollo para controlarlos a través de sus más sensibles necesidades.
Este propósito del neoliberalismo en su más extrema ambición, se vio favorecida gracias a tres factores importantes: La fragilidad de las economías de esos países, la gran “susceptibilidad” de corrupción de sus gobiernos y la falta de interés de sus habitantes en saber, conocer o enterarse de lo que hacían sus gobernantes y las consecuencias de ello.
Este escenario a grandes rasgos, fue lo que propició que en tiempos de Miguel de la Madrid como Presidente de la República Mexicana y Patricio Aylwin Azócar del país de Chile, sólo por mencionar unos, que los objetivos del neoliberalismo empezaran a dar resultados con la primera etapa de privatizaciones de empresas del Estado.
Una forma poco ortodoxa de explicar lo que ocurrió podría ser la siguiente: Un estado enfermo de corrupción por la voracidad de sus políticos, con deficiencias en los servicios públicos como educación, salud, vías de comunicación; con altos niveles mensuales de inflación busca afanosamente la “receta” que pudiera aliviar sus males. Es entonces cuando la “Dama de Hierro”, “El actor Presidente” y los ejecutivos del FMI y el BM indican la aplicación de la “receta de privatización de empresas propiedad del Estado”. Los argumentos, todos los que vivimos en aquellos tiempos; los sabemos pues tal como ahora, los medios de comunicación inundaron de anuncios en donde se dieron los más variados argumentos de los beneficios que proporcionaría el proceso de privación de dichas empresas.
Tan sólo por mencionar algunos: Que eran incosteables, que eran una carga para el Estado, que la venta de éstas abarataría el costo de sus productos o sus servicios en bien de los consumidores, que se modernizarían y serían más productivas, que generarían los empleos necesarios, con excelentes salarios que permitirían elevar la calidad de vida de los habitantes de la nación.
En un principio la aplicación de “la receta” se hizo con cautela y sin mucha información sobre de los procedimientos que se iban a llevar a cabo los cuales fueron, según un estudio realizado por el maestro de la Facultad de Economía de la UNAM, Emilio Sacristán Coy:
1.- La liquidación de empresas o extinción de fideicomisos.
2.- Las fusiones.
3.- Las transferencias de las empresas del sistema federal a los gobiernos estatales.
4.- Las ventas a socios de inversión privada nacionales o extranjeros.
Apegándonos al mismo estudio, se conoce que entre 1982 y 1988 en México se dieron 294 liquidaciones y extinciones, 72 fusiones, 25 transferencias y 155 empresas vendidas al sector privado o al sector social.
Casi en su mayoría tales empresas eran manejadas a través de Nacional Financiera o Somex, que era una Financiera privada que se creó en 1979 en calidad de banca múltiple y teniendo a cargo el manejo de 114 empresas y la función de promover la actividad industrial (dejó de existir por motivo de su venta a Inverméxico el 11 de marzo de 1992).
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Desde que se inició la privatización de empresas en México, los ciudadanos no han recibido aún "grandes beneficios" prometidos y son progresivamente más pobres. Foto: Teódulo Pineda
Muy poco supo la ciudadanía sobre el número y nombre de las empresas que se extinguieron, fusionaron o vendieron en esa etapa, y mucho menos si esto dejó beneficios, a nadie le importaba ya que la atención estaba centrada a cómo sobreviviría la familia ante al alto costo de la vida y la escasez de empleos. Y como respuesta a esta falta de interés popular en el proceso, se dio paso a una segunda etapa en la que fueron consideradas empresas más conocidas y de mayor importancia en la economía nacional tales como las empresas de Sidermex: Altos Hornos de México, S. A., Fundidora Monterrey, S. A. y Siderúrgica Lázaro Cárdenas- Las Truchas, S. A. Dos vendidas y una liquidada.
Los argumentos fueron el endeudamiento de tales empresas, los altos subsidios del gobierno para sanear sus finanzas y muchos otros más. De todas formas, con la venta de Altos Hornos y Sicartsa, el asunto no generó beneficios ni para el gobierno, ni para sus trabajadores, ni para la sociedad. Claro, sí para quienes las compraron.
También en esta segunda etapa de privatizaciones se llevó a cabo la venta de los 18 bancos que operaban en el país, específicamente en 1990 y que presuntamente se hizo para generar empleos, modernizar los servicios, simplificar el acceso a créditos con bajos intereses y plazos razonables; en fin, todo lo que se ha dicho en este tipo de acciones.
Según informes de diferentes analistas, a diferencia de la venta de las acereras que representó una gran pérdida para el gobierno (de más de 5 mil 200 millones de dólares), la venta de los bancos se hizo con ventaja para el gobierno federal, entre 2.5 y 5 veces más su valor real y que al final representó un capital de 10 mil millones de dólares. Sin embargo, años después se vieron en una situación financiera que casi los llevó a la quiebra y el gobierno federal, se vio en la necesidad de rescatarlos a costa de todos los contribuyentes por medio del Fobaproa durante el gobierno de Ernesto Zedillo y luego en la gestión del controversial Vicente Fox con el IPAB.
Conservadoramente algunos analistas publicaron en sus análisis que la deuda bancaria llegó a ser de más de Mil 716 billones de pesos, de los cuales, el sufrido pueblo mexicanos pagó 889 billones 493 mil millones de pesos. Pregunta: ¿En qué quedó la supuesta ganancia de la venta de los 18 bancos?
Actualmente los servicios bancarios en México son de los más caros del mundo, las inversiones que se hacen a través de ellos son las que menos utilidades reportan a los inversionistas y la automatización de las operaciones les permite trabajar con menos personal y menos sucursales, ¿fue esto lo que les prometieron a los mexicanos cuando los vendieron?
También se llevó a cabo la privatización de la parte que el gobierno manejaba en la industria azucarera con consecuencias nefastas para los consumidores. En Cocula estado de Guerrero este problema llevó a que les dieran un ingenio azucarero a los obreros por imposibilidad de liquidarlos. Como es de suponer, los trabajadores nunca tuvieron capital para seguir trabajando, cerró sus puertas, se afectaron miles de hectáreas que se aplicaban al cultivo de caña de azúcar y finalmente, en años recientes, toda la estructura de la fábrica fue desmantelada para venderse como fierro viejo. México pasó a ser de exportador de azúcar a importador.
También se dio el caso de Teléfonos de México que aunque se consideró que a precio justo, después se supo que por motivo de los plazos de pago y las desmesuradas utilidades que dio desde el principio a sus compradores, el precio fue muy castigado. Y qué decir de Ferrocarriles nacionales de México, incosteable, con funcionamiento con pérdidas en servicios de carga y pasajeros; requerimiento de modernización para que mejorara el servicios, se abarataran sus costo y que fuera generador de empleos. Nunca se cumplieron estas expectativas.
Las nuevas empresas ferroviarias liquidaron a todos los trabajadores, re contrataron a menos personal, desaparecieron algunas de las líneas de pasajeros más importantes y en algunos casos, como la línea México-Balsas, hasta las vías fueron levantadas. El último tren que recorrió aquella vieja línea fue contemplado por los habitantes con lágrimas en sus ojos el 12 de junio de 1997. Meses después, se levantaron los rieles de aquella vía.
Así también se llevó a cabo la privatización de los aeropuertos, líneas aéreas, la construcción de autopistas y la extinción de Luz Y Fuerza del Centro, S. A.; sin que para la ciudadanía en general se vea beneficios significativos como se prometieron en las campañas para realizarlas por parte de los tres sexenios de gobierno que las llevaron a cabo.
Las empresas privatizadas han resultado muy rentables y de grandes beneficios para sus nuevos propietarios, pero no así para los consumidores de sus bienes o servicios como es el caso de Teléfonos de México y Ferrocarriles Nacionales, o los bancos. Se han modernizado y han hecho más eficientes sus operaciones pero son los más caros y no es verdad que hayan generado tantos empleos y elevar de forma significativa la calidad de vida de los mexicanos.
La cereza del pastel era el sector energético. Y volviendo a la comparación del “Enfermo” y la “receta”, ya se le aplicó la misma medicina. La ciudadanía ha dado muestras muy leves de saber lo que eso significa y se observan más movilizaciones y apasionamiento cuando ganan o pierden los equipos favoritos de fut-bol que con las diversas convocatorias que grupos antagónicos a los planes gubernamentales hacen para defender el patrimonio de la nación.
Los beneficios de la reforma, se promete que se verán dentro de tres años, quizá quisieron decir cinco o diez, tal vez sean veinte o treinta. Nunca lo sabremos: de 1982 al 20013 ya han pasado treinta y un años y los cantados beneficios del proceso de privatización no se han visto llegar. México, lo mismo que otros que recibieron la “receta” salvadora tiene muchos millones de pobres, treinta y cinco de ellos en pobreza extrema que tratan de sobrevivir con un ingreso inferior a un dólar diario y sin esperanza de mejorar.

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El modelo económico neoliberal consiste, esencialmente, en la liberación del comercio exterior y la reducción del intervencionismo gubernamental en la economía, suprimiendo regulaciones, privatizando empresas públicas y desmantelando el fomento económico sectorial. En mi percepción de las cosas es un asunto “grave” el decir que a México se le obligó o se le impuso este modelo económico desde el exterior; otros autores hablan más bien de un apego a las “recetas ortodoxas” del FMI y del BM, pero de cualquier forma sólo se han tenido resultados desastrosos para el país.



En los gobiernos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, se fueron retirando fondos para el apoyo a la agricultura y a los sectores más pobres tanto urbano como rural (Ochoa y Wilson, 2001), limitaron el crecimiento del gasto social a niveles menores a los de la alta inflación presente en ese entonces y se privatizaron cientos de empresas antes controladas por el estado. En 1992, cuando se concluyeron las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la economía fue reconfigurada para la implantación del modelo de libre mercado. Todo lo anterior provocó que la inversión extranjera careciera de restricciones; se dio fin a la reforma agraria y se tomaron medidas que permitieron la privatización de tierras e instituciones financieras. A cambio de ello el país esperaba recibir inversiones “masivas”, pero hubo una reacción en contra.


Como todos sabemos, el 1º de enero de 1994 entró en vigor el TLCAN, mismo día en que se dio a conocer el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); es curioso que para febrero de ese mismo año, se había rumorado que el entonces candidato a la presidencia por el PRI, Luis Donaldo Colosio, pensaba en “moderar” el compromiso neoliberal como forma de reconciliar a su partido con los sectores trabajadores y pobres, y para marzo de ese mismo año fue asesinado (Tinker Salas y Rus, 2006). Posteriormente, tal como en 1982, nuestro país se sumió en una nueva crisis económica y acudió de nueva cuenta al Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que proveyó un rescate económico cuyos principales beneficiarios fueron los bancos.


El gobierno estadounidense, quien había insistido en la privatización de PEMEX, exigió que todos los pagos extranjeros a PEMEX pasaran por la Reserva Federal en Nueva York para garantizar el pago de la deuda, convirtiendo a uno de los símbolos de nuestro nacionalismo en su rehén.
En el sexenio de Ernesto Zedillo, se invirtieron miles de millones de dólares para rescatar no a trabajadores y negocios nacionales, sino a los bancos. El gobierno también temía de una revuelta popular exitosa, así que mantuvo una fuerte presencia militar en Chiapas y se dedicó a entrenar fuerzas paramilitares ahí y en otras entidades para ejercer presión directamente en esa zona; todo eso desembocó en las masacres de campesinos desarmados en Aguas Blancas, Guerrero y Acteal, Chiapas.
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Llegamos entonces al sexenio de Vicente Fox, quien tal como declaró en televisión abierta: “antes de ser presidente pues soy empresario”, demostró que el país era lo que menos le importaba, que el era un “businessman” y así lo demostró, fomentando la continuación del modelo neoliberal, sin un cambio significativo, el cual esperábamos los mexicanos; los pilares de las estructuras de poder tradicionales y las resultantes condiciones de desigualdad siguen intactos.


En el sexenio anterior, Fox formó coaliciones con partidos rivales para la aprobación de iniciativas de ley, optando por un mayor“entendimiento” con el PRI que con el PRD, lo que recuerda la misma coalición en la administración de Salinas para la implementación de medidas neoliberales; esto implicó el cese de las campañas para investigar al PRI (por corrupción, guerra sucia de los 70`s,…) y en lugar de aislar a ese partido, ha permitido su renacimiento. No conforme con el alejamiento marcado de los países Latinoamericanos y su pronunciado acercamiento a los Estados Unidos, Vicente Fox firmó en Texas en el año del 2005, un “TLCAN-plus”, o mejor conocido como Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), algo que se hizo “a espaldas” no sólo del Congreso de nuestro país, sino “a espaldas” de todos los mexicanos, sin ninguna consulta. Según el Dr. en economía, Michel Chossudovsky, este acuerdo (que resulta ser mucho más grave que el TLCAN) es un “proyecto de integración” de Canadá, Estados Unidos y México, el cual le da derecho al gobierno estadounidense de desplegar sus fuerzas armadas desde el Caribe hasta el norte de Canadá (de manera terrestre, aérea o marítima), justificada presuntamente para la lucha contra el terrorismo; también contempla seguridad energética, donde se cree que la privatización de PEMEX está incluida. “…Es un espacio para tomar control de los recursos naturales de los tres países, es un paso hacia la integración de la Unión Norteamericana, lo que se aleja demasiado de parecerse a la Unión Europea, ya que la manera en la que se está negociando es radicalmente distinta, además de que no es una unión entre iguales, ya que estaría dominada por Washington y por el Pentágono…”, “es un proyecto de conquista territorial, no una unión…”


En el período salinista el proyecto neoliberal se fue profundizando y se plantearon con mayor claridad los principales postulados de la política económica gubernamental, en ésta etapa; se realizan algunas reformas constitucionales que impactan enormemente en la naturaleza del Estado, tal es el caso de los Artículos 28, 73 y 123  referidos a la reprivatización de la Banca, la reforma electoral, de la ley de culto; y del Artículo 27 que abre la posibilidad para que los ejidatarios pudieran vender sus parcelas a capitalistas nacionales y extranjeros (tendiente a eliminar los ejidos) 2 (Vidales, 1996).
En efecto, con las modificaciones realizadas al Artículo 27, se buscó crear las condiciones para definir un nuevo perfil de la propiedad agrícola, abriéndose la posibilidad de participación del capital privado nacional y extranjero en las tierras ejidales y comunales, además de ser objeto; de compra, venta, arrendamiento y de contratos de asociación; se buscaba también incrementar la productividad y capitalizar las actividades agrícolas con el apoyo del sector privado. Es decir; la modificación al Artículo 27, forma parte de la reestructuración de la economía mexicana en general en un nuevo modelo de inserción en el mercado mundial. En esta lógica la agricultura requería de una modernización de infraestructura productiva y de comercialización para aumentar la productividad y competitividad internacional. Para ello, se necesitan cuantiosas inversiones en el agro, que ahora tienen que ser realizadas por el capital privado (Prud´homme, 1995).
De acuerdo con Nava (2000), en el contexto de la reestructuración económica, las políticas neoliberales en el medio rural se traducen en:
  • Reformas al Art. 27 Constitucional para cancelar el reparto agrario, acelerar la entrada al libre mercado de la tierra ejidal y comunal, liberalizar la mano de obra y fomenta la producción agropecuaria y forestal a gran escala, vía inversión del gran capital industrial nacional y extranjero.
  • Desmantelamiento y privatización de las instituciones de servicio y crédito del sector agropecuario, así como de la infraestructura productiva.
  • Retiro de subsidios y precios de garantía de todos los productos agropecuarios.
  • Orientación de la producción agrícola al mercado internacional (exportación).
  • Implementación de programas asistenciales para los campesinos pobres que al ser considerados sectores infuncionales, quedan excluidos del esquema de desarrollo.
El neoliberalismo, continúa con la suscripción del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, Estados Unidos y Canadá,  en enero de 1994; representando con ello, su entrada a la economía global al conformar la mayor área comercial de Norteamérica, anunciado como el instrumento conducente al crecimiento económico y social que el país necesitaba.La política neoliberal de Vicente Fox Quezada (2000-2006), se encaminó bajo el mismo esquema que sus antecesores al ponerse al servicio del capital trasnacional y buscando cancelar los derechos de la nación y de los mexicanos. 



Dentro de las acciones realizadas en este período se puede hacer mención entre otras: la continuidad en intentos por privatizar la industria energética, a la privatización de la educación superior, reduciendo y suprimiendo en gran medida el presupuesto otorgado a las universidades públicas; a la privatización paulatina de los servicios de salud, y a la tendencia creciente de la desaparición de la seguridad social de los trabajadores. Estos rubros han sido retomados por el presidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), quién al inicio de su período, da paso a la reforma de la Ley del Instituto de Seguridad Social y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), afectando seriamente a los trabajadores agremiados de este Instituto, además de continuar su pugna por llevar a cabo la reforma de la industria energética.
El legado económico y social del neoliberalismo al concluir el foxismo e inicio del período presidencial de Felipe Calderón, se resume en: a) estancamiento económico (con un crecimiento de apenas el 2.4 por ciento); b) la falta de empleos formales; c) el grave deterioro de los salarios reales; d) la concentración de la riqueza y la exclusión social; e) un mayor flujo temporal y permanente de trabajadores hacia los Estados Unidos en búsqueda de mejores expectativas de vida; f) una creciente dependencia de las familias de las remesas de los trabajadores migratorios para atenuar sus bajos niveles de vida; 



Desde que se impuso el neoliberalismo en México, la privatización de las empresas estatales, pasaron a manos de empresarios extranjeros y políticos mexicanos que argumentando que México pasaría al primer mundo con tales medidas privatizadoras llamadas por sus teóricos como “reformas estructurales”, desmantelaron las pequeñas y medianas empresas.
Lo anterior lo señalamos, debido a que sin estar hasta ahora el marco legal para la privatización de los energéticos, seguido sale en las noticias de las tomas clandestinas de petróleo, disel, gas, o los barcos que han sido incautados transportando petróleo, disel, gasolina e incluso gas, vendidos en el mercado negro de los Estados Unidos. Asimismo, la CFE denuncia a empresa suiza ABB Inc. Y Lindsey Manufacturing Co. por soborno a funcionarios de la CFE, a cambio de obtener contratos millonarios.




Néstor Moreno, ex director de operaciones de la CFE es uno de los servidores señalados por recibir sobornos, el cual fue descubierto a raiz de que el Dpto. de Justicia de EE UU, denunció a finales de septiembre que una filial de la ABB, la Sugar Land, Texas, pagó 1,9 millones de dólares en sobornos a funcionarios de la CFE para obtener contratos con un valor superior a los 81 millones de dólares. Una corte federal de Houston, Texas, impuso una sentencia que incluyó una multa de 17,1 millones de dólares contra ABB Inc.

Por otra parte la cámara de diputados, Cesar Augusto Santiago en una investigación realizada encontró que la CFE desde el año 2000 compra el 47% de la energía eléctrica que consume, a 4 empresas extranjeras instaladas en nuestro país, lo que representan pagos de 30,000 millones de pesos anuales, los contratos que estableció la CFE son a 25 años y con clausulas de seguridad que protegen a los empresarios sobre cualquier contingencia: desastres naturales, baja en la demanda, baja en el precio o problemas de producción de ellos mismos; son automáticamente compensados por la propia paraestatal mexicana.





Dentro de las empresas que se han visto beneficiadas por estos contratos leoninos, se encuentran inversionistas españoles, japoneses y norteamericanos. Pero el colmo del robo del patrimonio nacional es que la CFE, que contrata empresas extranjeras para producir electricidad, se da el lujo de exportarla a Estados Unidos. La CFE vende electricidad a la empresa norteamericana SEMPRA ENERGY; pero 8 veces más barata que a los mexicanos.

¿Cómo es posible que compramos energía a empresas extranjeras más cara, y la vendemos más barata a los norteamericanos? Pues este es el juego neoliberal de las transnacionales saquear a los países subdesarrollados con la complicidad del gobierno como el de México. Mientras la exportan a 19 dólares el mw/hora; aquí en México la tarifa se eleva a 166 dólares por la misma medida. Estos datos son de UABC y de CANACINTRA-Mexicali.




Otro robo descarado que hace el gobierno a la población es que a pesar de que somos productores de gas LP, buena parte es importado de EE UU. El gobierno compra en el extranjero a 6 pesos el kgr. y luego la población lo compra a Pemex a 11.95 pesos el kgr., pero el robo es aún mayor ya que el secretario de Hacienda señaló que tuvieron que subsidiar el gas con 37 000 millones de pesos, o sea que simple vista, si nos venden al doble de lo que les cuesta, quiere decir que no les basta para su distribución y venta, todavía, tienen que tomar 37,000 millones de pesos, del erario público, para llenar los apetitos de funcionarios y empresarios que lucran con las necesidades de la población.

Los efectos del neoliberalismo han sido devastadores en México, disminuyendo el desarrollo económico y el bienestar social, polarizando la riqueza del país en unos cuantos oligarcas que concentran más del 65% del PIB y para diciembre de este año la cifra de pobres alcanzará la horrenda cantidad de 60 millones de pobres. Lo anterior demuestra que el neoliberalismo en México y en el mundo es un fracaso como modelo de desarrollo social.

Por: Dr. Alfredo Octavio Millán Alarid
Rector Universidad Asia Pacífico
“GLOBALIDAD CON EQUIDAD”



El año de 1982 marca un punto de ruptura entre el México tradicional y el México de “la modernización”. Un México sumido en una fuerte crisis económica que permitiría al gobierno federal la justificación ideal para un viraje histórico en sus estrategias de desarrollo económico y político[1]. En pocos años, el país vivirá el paso de un modelo de substitución de importaciones hacia otro de corte neoliberal y de promoción de las exportaciones. Todas las acciones de los años siguientes hasta nuestros días, tendrán como fondo este conjunto de nociones propias del “Consenso de Washington” con severas consecuencias para la población. Sus resultados serán evidentes hasta una década después (Grafica 1)


En dicho sentido, desde la administración del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988), el gobierno federal mexicano se comprometió en una verdadera “carrera a la liberalización” con el doble propósito de integrarse a la economía mundial y, en los hechos, a la economía norteamericana. Entre otras decisiones estratégicas que sustentaron esta tendencia puede mencionarse la firma del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) en 1986, el mismo año que se ratifico el Tratado de Libre Comercio Canadá-EE.UU. (TLC). Cinco años después, en 1991, el presidente Carlos Salinas (1988-1994) suscribió al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que entró en vigor el primer de enero de 1994. La carrera del gobierno mexicano por entrar al campo de las economías mundiales tendría paralelos trágicos en su inicio. En el mismo año de la firma del TLCAN, surgió una guerrilla indígena en Chiapas y una ola de asesinatos políticos que conmocionaron a la sociedad mexicana.


No obstante, continuando en esta dirección, el gobierno de Carlos Salinas avaló los acuerdos de Marrakech (1994) que llevarían, un año mas tarde, a la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC). México será electo miembro de la OCDE en una maniobra del presidente Salinas por presentar una imagen de un país que, al menos en el discurso, abandonaba su calidad de país “en vías de desarrollo”, por agregarse al concierto de las grandes naciones desarrolladas. Igualmente, el gobierno federal firmó otros acuerdos de libre comercio, particularmente con la Unión Europea (UE).




Este es el marco de un vasto programa de privatización de las empresas estatales y de los servicios urbanos que desarrollaron los gobiernos sucesivos y que transformaron el país en todos sus ámbitos (Ver Córdoba 1994 ; Cornelius, Gentleman, et al. 1989 ). Como veremos, estos cambios están en el origen, las causas y las consecuencias de los cambios vividos por el país desde entonces. Como lo afirman Chong y Lopez de Silanes: « The Mexican [privatization] program, carried out over the past 20 years, has been one of the largest in the world in terms of scale and scopes » (Chong y Lopez-de-Silanes, 2004:8).





- See more at: http://www.losangelespress.org/privatizaciones-en-mexico-tratamiento-para-un-enfermo-cronico/#sthash.7HCrSg0t.dpufhttp://

privatizacionydespojo.blogspot.mx/2008/06/neoliberalismo-en-mxico.html

http://www.eumed.net/tesis-doctorales/2013/mlsl/neoliberalismo-mexico.html

http://www.asiapacifico.edu.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=286:por-dr-alfredo-octavio-millan-alarid&catid=19:reflexiones-de-rectoria&Itemid=52



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